Nutrición Afectiva

Masajes: Nutrición Afectiva

El tacto nutritivo se vincula a todas las acciones relacionadas con el mecer, sostener, contener, abrazar, acariciar, arrullar y otras que implican contacto físico.

Cuando se realiza el simple acto de poner las manos sobre el cuerpo del bebé, es una acción de proximidad que, si bien no implica movimiento, sí conlleva el sentido del contacto piel a piel.

Acariciar no es hacer masaje, son dos formas diferentes de poner en juego el sentido del tacto y ambas tienen muchos beneficios.

Para hacer masajes a los bebés, enseño una técnica validada científicamente que implica aprender secuencias de movimientos que se realizan con las manos sobre el cuerpo del bebé.

El acto de reposar las manos en el cuerpo del bebé, es contacto nutritivo, si la intención es afectiva. Este acto provee de grandes aportes porque las sensaciones tactiles brindan al sistema nervioso del bebé la posibilidad de calificar la experiencia como segura.

Es la proximidad y su forma lo que propicia una suerte de continuidad con el abrazo del útero que vivió el recién nacido. Al bebé le importa sentirse seguro por lo cual es clave la modalidad de contacto que le brindamos.

No debemos olvidar que el tacto es el sentido que primero se desarrolla en el útero y es el último que se pierde.

Por lo tanto, es importante desarrollar conciencia sobre cómo nos aproximamos al cuerpo del bebé: nuestro ritmo, velocidad, movimientos, atención, mirada y sostén. Para que le bebé encuentre seguridad tiene que primero encontrar conexión.

Los estudios indican que el sentido del tacto se desarrolla entre la sexta y novena semana de gestación. La piel es el órgano más grande y la primera y más importante conexión del ser humano con el mundo.

El conocido antropólogo Dr. Ashley Montagu, escribió: “Los seres humanos no pueden sobrevivir sin el tacto; es una necesidad básica”. En efecto, así es. Sin el tacto, el bebé humano moriría. Con el tacto saludable, el pequeño no solamente sobrevive, sino que alcanza todo su potencial y huellas permanecen en las posteriores etapas vitales como memoria emocional.

La importancia del contacto piel a piel, adquiere un valor significativo como puerta de conocimiento del mundo. El bebé que se encontraba en el útero pasa al mundo exterior cuando nace, y necesita estar en contacto cuerpo a cuerpo para que ese pasaje no sea sufrido con gran impacto.

La exterogestación, es el tiempo en que si bien el bebé ya está afuera del útero aún se necesita el contacto físico para terminar el proceso de gestarse, desde la necesidad de ser cargado, contenido. Su acomodación, asimilación y descubrimiento gradual junto al cuerpo de otro, vuelven importante la defensa de este contacto del bebé con otro ser, concibiéndolo como un derecho humano.

Por lo tanto, promover el contacto nutritivo es parte de una lucha internacional por los derechos de los padres hacia sus bebés y de los bebés hacia sus figuras de protección y cuidado, lucha en la que me siento comprometida para convocar a más familias a este movimiento de crianza con contacto. El derecho al acercamiento y a ser reconocido por esa forma de vínculo, permite el estímulo hacia otros procesos, dinámicas, sincronías y ritmos. No dejo de hacer énfasis en el yo/piel, como primer eslabón para la posibilidad de ser.

Por esto, hacer contacto sensible con la infancia, parte de las manos y queda latente como protección que cubre el desabrigo que todo bebé tiene al nacer.

Es en el tacto, el transporte, las caricias, los cuidados, y los mimos en lo que hay que enfatizar, ya que incluso en ausencia de otras muchas cosas, estas son las experiencias básicas tranquilizadoras para que un bebé goce de salud mental y física.

El neurólogo Richard Restak lo dice así: “El contacto resulta que es tan necesario para el desarrollo normal de los bebés como el alimento y el oxígeno”, por lo tanto no podemos perder la oportunidad que facilitan  las sensaciones brindadas por este sentido tan importante en la vida de un ser humano y aún mas en sus primeros años.

Sol Vieytes 

(Articulo publicado el 2 de marzo de 2019 en revista mama & bebé)

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